Entrar en un parque es acceder a un espacio de naturaleza dentro de la ciudad. Ésta es su grandeza y su importancia en los ámbitos urbanos. Ciertamente, éste no es el único lugar donde está presente la naturaleza. A pesar de las condiciones adversas, la vida siempre se abre paso, se adapta y sale adelante. En este contexto, los parques y los jardines tienen una importancia crucial, ya que son los grandes pulmones verdes que, junto con el arbolado viario, convierten a las ciudades en lugares realmente habitables.
Además de las ambientales, los parques y jardines tienen otras funciones importantísimas. Son lugares de encuentro y relaciones, de ocio y relajación, de conocimiento de las especies vegetales. Los necesitamos para pasear, para sentarnos tranquilamente a leer un rato rodeados de vegetación, para practicar actividades de ocio y de deporte cotidianas en un entorno amable, para disponer de espacios cercanos que nos permitan disfrutar de una naturaleza que, pese a estar condicionada por las características de la trama urbana, forma parte de ella y crea paisaje.
Barcelona cuenta con una extensa red de parques y jardines que ha ido creciendo de forma considerable, sobre todo a partir de las grandes renovaciones urbanísticas de finales del siglo XX y principios del siglo XXI. Cualquier oportunidad, grande o pequeña, es aprovechada para crear más espacio público y que éste sea más verde. Una cosa imprescindible para aumentar la calidad de vida de los barceloneses y barcelonesas, y para conseguir que los parques y jardines de Barcelona sean un motivo de orgullo para la ciudad y una parte inseparable de su paisaje.
Además de espacios de naturaleza, introducida por el hombre dentro de la ciudad, en muchas ocasiones los parques y jardines tienen un valor cultural, histórico y artístico intrínseco, que por ellos mismos los convierten en extraordinariamente valiosos. Éste es el caso del Parque Güell y de los Jardines de la Universidad de Barcelona.
En función de sus características, los parques y jardines se dividen en históricos, temáticos, urbanos y forestales. Cada tipología tiene una función y, por lo tanto, unos equipamientos y servicios de acuerdo con sus usos específicos.
Muchos tienen su origen en los jardines del siglo XVIII y la mayoría fueron construidos o modificados a la estructura que nos ha llegado hasta nuestros días a mediados del siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX. Estos parques y jardines son una parte muy importante del patrimonio de las ciudades, no solamente por su condición de espacio verde, sino también porque son un elemento vivo de su pasado histórico y cultural que permite conocerlo mejor. También suelen tener un gran valor botánico, ya que generalmente contienen muchos ejemplares, sobre todo de árboles de dimensiones y edades excepcionales. El Parque del Laberinto de Horta, los Jardines de Can Sentmenat y los Jardines del Palacio de Pedralbes, son tres de los jardines históricos que existen en Barcelona.
Su fragilidad y la necesidad de preservarlos tal como son hacen que en su interior muchas veces no haya equipamientos ni servicios con otras funciones diferentes a las destinadas a su conservación y su contemplación. Por lo tanto, son sobre todo lugares de paseo y estancia.
Son espacios verdes dedicados a unas especies vegetales determinadas, lo que les otorga una importante función divulgativa y formativa en el campo de la botánica. Un buen ejemplo de ello son las rosaledas.
Actualmente, Barcelona cuenta con tres jardines temáticos: la Rosaleda de Cervantes; los Jardines de Mossèn Cinto Verdaguer, dedicado a las plantas bulbosas, rizomatosas y acuáticas, y los Jardines de Mossèn Costa i Llobera, dedicados a las especies de cactáceas y suculentas.
Estos parques y jardines son de colección y sirven para favorecer un mayor conocimiento de las especies a las cuales están dedicadas, por lo cual tampoco disponen de equipamientos y servicios destinados a usos que no estén vinculados con el conocimiento y la conservación de las plantaciones.
Constituyen los lugares de ocio por excelencia, en contacto con la naturaleza dentro de las ciudades y muy próximos a sus habitantes. Su aparición, hacia mediados del siglo XX, es la más reciente dentro de las tramas urbanas y un elemento que en la actualidad ya es parte esencial de los planeamientos urbanísticos.
Estos espacios verdes son los más numerosos y disponen de equipamientos y servicios para todas las franjas de población, desde los niños hasta la gente mayor y, generalmente, también para la práctica de deporte o con zonas de pícnic que permiten pasar un agradable día de ocio.
La vegetación también está pensada en función de estos usos, con árboles de sombra en los lugares de estancia y partes diferenciadas por vallas arbustivas que permiten hacer compatible el reposo con los usos activos. De esta forma, se convierten en espacios absolutamente polivalentes.
Son grandes parques y jardines urbanos de Barcelona el Parque de Diagonal Mar, el Parque de la Trinitat, el Parque de la Espanya Industrial y los Jardines de Joan Brossa.
Generalmente, los parques forestales están situados en los espacios de comunicación entre la ciudad y su entorno no urbano. En este sentido, el caso de Barcelona es paradigmático, con parques forestales fruto de la penetración de la sierra de Collserola dentro de la ciudad, y con los que están situados en la falda de la montaña de Montjuïc.
Acostumbran a tener dimensiones considerables y, en el caso de Barcelona, una vegetación propia de los montes mediterráneos: bosques con pinos, encinas y un sotobosque riquísimo, pese a que muchas veces especies que no son propias de los bosques de esta zona climática, al haber sido introducidas con criterios jardineros, también tienen una presencia importante.
Son lugares llenos de caminos para pasear, para hacer deporte, para que jueguen los perros, para ir a pasar el día o para merendar en las zonas de pícnic y, en Barcelona, para disfrutar desde los miradores de las excepcionales vistas de la ciudad. Buenos ejemplos de ello son el Parque del Guinardó, el Parque del Turó de la Peira y el Mirador del Migdia.
Ahora que ya leíste y conociste un poco acerca de Barcelona, escribe un comentário con lo que más te gustó y por qué.
Además de las ambientales, los parques y jardines tienen otras funciones importantísimas. Son lugares de encuentro y relaciones, de ocio y relajación, de conocimiento de las especies vegetales. Los necesitamos para pasear, para sentarnos tranquilamente a leer un rato rodeados de vegetación, para practicar actividades de ocio y de deporte cotidianas en un entorno amable, para disponer de espacios cercanos que nos permitan disfrutar de una naturaleza que, pese a estar condicionada por las características de la trama urbana, forma parte de ella y crea paisaje.
Barcelona cuenta con una extensa red de parques y jardines que ha ido creciendo de forma considerable, sobre todo a partir de las grandes renovaciones urbanísticas de finales del siglo XX y principios del siglo XXI. Cualquier oportunidad, grande o pequeña, es aprovechada para crear más espacio público y que éste sea más verde. Una cosa imprescindible para aumentar la calidad de vida de los barceloneses y barcelonesas, y para conseguir que los parques y jardines de Barcelona sean un motivo de orgullo para la ciudad y una parte inseparable de su paisaje.
Además de espacios de naturaleza, introducida por el hombre dentro de la ciudad, en muchas ocasiones los parques y jardines tienen un valor cultural, histórico y artístico intrínseco, que por ellos mismos los convierten en extraordinariamente valiosos. Éste es el caso del Parque Güell y de los Jardines de la Universidad de Barcelona.
En función de sus características, los parques y jardines se dividen en históricos, temáticos, urbanos y forestales. Cada tipología tiene una función y, por lo tanto, unos equipamientos y servicios de acuerdo con sus usos específicos.
Parques y jardines históricos
Muchos tienen su origen en los jardines del siglo XVIII y la mayoría fueron construidos o modificados a la estructura que nos ha llegado hasta nuestros días a mediados del siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX. Estos parques y jardines son una parte muy importante del patrimonio de las ciudades, no solamente por su condición de espacio verde, sino también porque son un elemento vivo de su pasado histórico y cultural que permite conocerlo mejor. También suelen tener un gran valor botánico, ya que generalmente contienen muchos ejemplares, sobre todo de árboles de dimensiones y edades excepcionales. El Parque del Laberinto de Horta, los Jardines de Can Sentmenat y los Jardines del Palacio de Pedralbes, son tres de los jardines históricos que existen en Barcelona.
Su fragilidad y la necesidad de preservarlos tal como son hacen que en su interior muchas veces no haya equipamientos ni servicios con otras funciones diferentes a las destinadas a su conservación y su contemplación. Por lo tanto, son sobre todo lugares de paseo y estancia.
Parques y jardines temáticos
Son espacios verdes dedicados a unas especies vegetales determinadas, lo que les otorga una importante función divulgativa y formativa en el campo de la botánica. Un buen ejemplo de ello son las rosaledas.
Actualmente, Barcelona cuenta con tres jardines temáticos: la Rosaleda de Cervantes; los Jardines de Mossèn Cinto Verdaguer, dedicado a las plantas bulbosas, rizomatosas y acuáticas, y los Jardines de Mossèn Costa i Llobera, dedicados a las especies de cactáceas y suculentas.
Estos parques y jardines son de colección y sirven para favorecer un mayor conocimiento de las especies a las cuales están dedicadas, por lo cual tampoco disponen de equipamientos y servicios destinados a usos que no estén vinculados con el conocimiento y la conservación de las plantaciones.
Parques y jardines urbanos
Constituyen los lugares de ocio por excelencia, en contacto con la naturaleza dentro de las ciudades y muy próximos a sus habitantes. Su aparición, hacia mediados del siglo XX, es la más reciente dentro de las tramas urbanas y un elemento que en la actualidad ya es parte esencial de los planeamientos urbanísticos.
Estos espacios verdes son los más numerosos y disponen de equipamientos y servicios para todas las franjas de población, desde los niños hasta la gente mayor y, generalmente, también para la práctica de deporte o con zonas de pícnic que permiten pasar un agradable día de ocio.
La vegetación también está pensada en función de estos usos, con árboles de sombra en los lugares de estancia y partes diferenciadas por vallas arbustivas que permiten hacer compatible el reposo con los usos activos. De esta forma, se convierten en espacios absolutamente polivalentes.
Son grandes parques y jardines urbanos de Barcelona el Parque de Diagonal Mar, el Parque de la Trinitat, el Parque de la Espanya Industrial y los Jardines de Joan Brossa.
Parques forestales
Generalmente, los parques forestales están situados en los espacios de comunicación entre la ciudad y su entorno no urbano. En este sentido, el caso de Barcelona es paradigmático, con parques forestales fruto de la penetración de la sierra de Collserola dentro de la ciudad, y con los que están situados en la falda de la montaña de Montjuïc.
Acostumbran a tener dimensiones considerables y, en el caso de Barcelona, una vegetación propia de los montes mediterráneos: bosques con pinos, encinas y un sotobosque riquísimo, pese a que muchas veces especies que no son propias de los bosques de esta zona climática, al haber sido introducidas con criterios jardineros, también tienen una presencia importante.
Son lugares llenos de caminos para pasear, para hacer deporte, para que jueguen los perros, para ir a pasar el día o para merendar en las zonas de pícnic y, en Barcelona, para disfrutar desde los miradores de las excepcionales vistas de la ciudad. Buenos ejemplos de ello son el Parque del Guinardó, el Parque del Turó de la Peira y el Mirador del Migdia.
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